Para aquel que me hizo el amor sin siquiera tocarme.
Déjame que escriba un poema en tu piel con la lengua, te susurro al oído, mientras te estrecho entre mis brazos. Tu pequeño cuerpo acoplado al mío. Noto tu piel, bajo tu camiseta, y sé que notas mi piel bajo mi camisa. No llevo pantalones y noto que la excitación llena mis calzoncillos. Me besas suavemente los labios, separándote de mí después, desasiéndote de mi abrazo y, de la mano, sonriendo, me llevas hasta la habitación. La luz es tenue, lo prefiero así, adivinarte entre mis dedos y mis ojos. Dibujarte en mi mente, teniendo que hacer uso tanto del tacto como de la vista.
Te quito la camiseta, con miedo, y noto que por un momento me tiemblan las piernas. Te comienzo a desnudar, con lentitud, saboreando cada centímetro de piel que se asoma, poco a poco, línea a línea, como si de un regalo se tratara, quitando el envoltorio con parsimonia, dejándome hechizar por la piel que me llama, que me pide que la roce.
Entonces, ya desnudo, te empujo, suavemente, encima de la cama, boca abajo, y me tumbo, encima, apoyado en mis codos. Con la lengua comienzo a dibujarte círculos en la espalda y con los dedos escribo versos en la geografía de tu piel. Tu no dices nada, solo mueves tu cuerpo, y te das la vuelta. Te beso los labios y empiezo a bajar, lamiendo tu pecho, tu estomago, tocando tu piel con los dedos, con los labios y con la lengua, todo a la vez. Sintiéndote como una extremidad más, como una parte más de mí, una prolongación de lo que somos, de lo que soy.
Llego a tus entrepierna y lamo la cara interna de tus muslos, parsimoniosamente, escribiendo ya no versos, sino novelas, con mi saliva a modo de tinta. Me paro ahí, descansando en ti , escribiendo suavemente, oliéndote, saboreándote, sintiendo tu piel con los dedos con los labios. Y ya no puedes más, me agarras del cuello con ambas manos y pides más.
Me quedo quieto, expectante y espero a que me señales, a que me empujes a darte placer. Pero te quedas quieto, solo te dejas hacer. Te miro la cara y tu rostro es el rostro del placer, de la Diosa y del Dios, de ambos entrelazados. Sonrío para mis adentros mientras con las yemas de los dedos sigo acariciando tus muslos y la junta de la ingle, escribiendo versos de amor, y palabras de placer.
Bajo la cabeza y comienzo a dibujar círculos con la lengua alrededor de tu polla, sin llegar a tocártela. Y es cuando empiezas a gemir, a respirar cada vez más fuerte. Al oírte gemir no puedo aguantar más y comienzo a rozar con la punta de mi lengua tu polla, dibujando líneas de arriba abajo, y de abajo arriba. Beso, primero la base y después subo hacia arriba con la lengua. Ahora soy yo el que gime, de placer, de poder degustarte, de sentirte con todos y cada uno de mis sentidos. Oírte gemir. Verte morir de placer. Degustar el sabor de tu piel. Tocar tu piel. Tu espalda se arquea y es cuando no puedo aguantar e introduzco tu sexo en mi boca. Se tensan todos tus músculos y yo acaricio tu vientre con mis dedos.
Entonces te deslizas y ahora eres tu el que estás a la altura de mi ombligo, soplándome suavemente las caderas, rozándolas apenas con tus labios que prometen mil placeres ocultos. Ya parece que no aguantas más y me quitas el calzoncillo, que era la única prenda de ropa que me quedaba puesta. Te acercas hacia abajo, y se me nota nervioso, aún así separas mis piernas y comienzas a besarme, a ser tú el que me degusta ahora, mientras yo gimo. De una mezcla entre nervios y de placer las piernas me tiemblan. Te acercas a la base de mis testículos y con la lengua haces círculos entre mi vello. Pero, en seguida, empiezas a chupármela. Mis gemidos se convierten en gritos ahogados, suaves, pero gritos de placer, al fin y al cabo, mientras te acaricio la cabeza con ternura, como si fuera algo muy frágil, que tuviera miedo de romper.
Es entonces cuando te das la vuelta y me das la espalda, amoldo mi cuerpo al tuyo te acojo en el espacio vacío entre mi pecho y mis brazos. Te abrazo con suavidad, notando tu piel rozando la mía. Tu desnudez vistiendo mi desnudez.
En ese momento, nos estremecemos los dos, cuando sabemos que no podemos aguantar más y me guías hasta ese lugar donde los Dioses llevarán a cabo la danza cósmica más antigua. Y tú y yo bailamos, abrazados, al mismo ritmo, tu cuerpo marca el ritmo.
Te duele, pero no por eso me dejas parar, y, pronto, el dolor da paso al éxtasis. Yo te beso una y otra vez, para aplacar ese dolor con otro placer y dar paso así al éxtasis prometido, al paraíso compartido. Me sientes dentro de ti, presionando. Tu me abrazas, tu cuerpo abraza mi sexo, me acoge en sus adentros.
Todos nuestros canales conectados, energías que traspasan tu piel y la mía, desde mis adentros a los tuyos. Dame mas fuerte, gimes. Todo lo fuerte que quieras, pero no me dejes salir nunca. No quiero salir. Y, entonces, sé que quiero anidar en tus entrañas, para siempre, en un éxtasis perpetuo, en un orgasmo eterno y compartido. No puedo parar sigo a tu ritmo, cada vez más fuerte, cada vez más pegado. Más fuerte, gimes, sin miedo. Ya no tengo miedo pues has sido tu el que me ha invitado a tu interior, el que me ha acogido en su nido. Eres tú el que me devora, el que me hace el amor a mí...
Entonces los dos lo notamos... a la vez, sabemos que los Dioses, como nosotros, han llegado al éxtasis con su danza antigua. La paz se apodera de nosotros. Todo es paz. Tú eres paz y yo soy paz. Nos abrazamos, vulnerables, y fuertes a la vez.
Gracias.
7 comentarios
Hammerklavier -
Kaiser --> no se puede competir contigo, eres el rey del relato erotico.
Txente --> te quiero, solo eso (jeje)
tidroj --> cuando kieras te lo hago en persona :P
gonzalin --> me encanto verte este finde.. .hay q repetir mas a menudo..
MUAK
gonzalo -
tidroj -
Un besote wapísimo,
Txente -
Káiser -
muuuuy bueno!! aplausos y reverenciaa!!
calidad: morcillona
uyyyyyyy por poco
jajajajaja
ahora en serio, muy muy bien escrito olé!!! más místico de lo que acostumbro a ser yo en mis relatos, más espiritual y romántico
:D
muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuacks!
Hammerklavier -
un beso
Mallelink -
;)
-Nacho-
PD: Hechicero es con "c" corazón.